Si no quieres un suelo de hormigón poroso sino otro tipo de superficie te interesará leer esta entrada porque en él te explicamos los tipos de pavimentos que existen en función de su instalación.
Comenzamos con los pavimentos continuos de resina. Se usa, además de la resina, un catalizador o agente para que se endurezca la mezcla. En ocasiones se les añaden otros componentes para modificar sus propiedades. Agregados como partículas de carbono, escamas de vinilo, fibra de vidrio o polvo metálico. En Instalaciones Pavimentos Pavipor te recordamos que, según el sistema de aplicación y el método de mezcla de los componentes se consiguen distintos espesores y acabados antideslizantes.
Los factores a los que hay que atender para decidir el tipo de pavimentos son varios. Por ejemplo, el tipo de soporte, el estado del área, el tipo de tráfico que va a soportar, el nivel de textura antideslizante, el sistema de limpieza que se vaya a emplear, etc. Hablábamos en entradas anteriores del hormigón poroso y de los morteros cementosos autonivelantes. Estos últimos se usan en zonas donde hay que regular la planimetría del soporte con algún tipo de relleno. Se aplican en zonas donde el acabado es rugoso y es necesario un pavimento con una buena resistencia mecánica para lograr un acabado liso. El mortero cementoso autonivelante se puede aplicar en espesores de entre 10 y 30 milímetros. De todas formas, como en otros casos, lo primero es aplicar la resina para reducir los poros en el hormigón.